El infierno no es un mal lugar para pasar el rato y tampoco lo es el Txinbito. Cuando estaba llegando me imaginaba que la banda de dixie iba a a estar por ahí tocando en el muelle amenizando a los asistentes, pero la gente lo que tenía ganas era de entrar y refrigerarse. El refrigerio consistía en una barra libre de un ron que patrocinaba el evento –Sailor Jerry Spiced Rum-, con lo que estamos hablando de que cuando se abrieron las compuertas del barquito la gente casi se abalanza sobre la barra… ¡Qué locura Mari Puri!
Primero nos situamos en la popa, para enseguida pasar a la pasarela del barco, y luego hasta la proa a emular los enamorados del Titanic. La gente fue muy comedida en general, hasta que se fue cociendo a fuego lento a eso de la primera hora; la travesía ayudaba a relajar la vista y las aguas estaban tranquilas, las farolas nos saludaban al pasar, el juego de luces al pasar por la zona pija de Neguri, y hasta fuegos artificiales, qué más se puede pedir… Pero claro, aquí no acaba todo.
Como todas las fiestas, primero se va tomando contacto con la gente que está, la gente que no ha venido, hola qué tal estás, yo bien y tú, mucha niña mona pero ninguna sola, eso que suenan son los Scorpions, ah sí… Qué recuerdos… Joder, ¿ya has visto cuánta cámara hay? Qué es de tu vida tío, hace mucho tiempo que no te veo, ya veo que bien, porque siempre me dices lo mismo. Pero va a ser el momento de tomar el primer trago de mojito o de cubata cuando el ánimo se va a caldear, y como no hay forma de tomar otra cosa, no hay discusión posible.
La fiesta comienza con el grupo de dixie “Hot In Town Jazzmen”, que les tocó la parte más difícil que es empezar a calentar el ambiente; el grupo es muy bueno musicalmente pero no llegan a conectar con el público, sea lo más destacable las partes rápidas donde se anima la fiesta jazzera. En estos momentos no se movía el barco por el oleaje del Abra.
Es una hora más tarde, y los ¿Runaway Lovers? No están, están de vacaciones todos; bueno, no está todo perdido, los chicos de Eten están ahí para hacer voces y percusiones, y lo que haga falta, que por cierto no lo hicieron nada mal, y es que el ambiente en los conciertos de Santi Delgado y Runaway Lovers están llenos de fans, siempre los mismos locos por el rock and roll haciéndoles coros. Sin duda el momento más divertido fue el “Tabardillo Twist” por la letra y las circunstancias que coincidían.
Los chicos de Dr. Maha’s Miracle Tonic –Maha para los amigos-, fueron el grupo estrella y por eso les pusieron los últimos de los 3. Dos de los miembros de Maha estuvieron haciendo las delicias bailongas de los asistentes y no pararon en toda la noche. Son una gente encantadora. Con 4 consumiciones encima y el cuerpo torero el respetable público no paró de mover el esqueleto. El momento estelar fue el truco en el que todos teníamos que cerrar los ojos y hay un atrevido caballero –gafas retro de cristales amarillos, estilo Johnny Deep en “Miedo y Asco en Las Vegas”- que se ofrece al experimento del Doctor Maha. Fue magia tíos, porque cuando abrimos los ojos, el tío estaba sentado en la banqueta del baterista con una peluca, pero esas gafas te delatan, si eres tú Johnny Ramone… Otro momentazo fue ese tema del que no entendía lo que decían en el estribillo, pero que yo entendí como “Vamos para Albacete”; los temas de Bo Didley una pasada… Muchas risas, muchos bailes, muchos amigos encontradizos y escurridizos y una fiesta genial.
Para acabar, no podía dejar pasar el homenaje que Óscar Alberdi –Alias El Poeta Psicópata- ofreció al organizador del evento –Manu Iturregui- en forma de poesía prosaica añeja; un relato que arrancó un sentido aplauso en todo el mundo.
Todo bien, the jazzmen, the lovers and the doctors. Hasta septiembre gente y a ver si nos vemos en el Residence de nuevo, pero no me importaría asistir a otro conciertillo en barco, ha sido muy divertido.