Jejejejeje, os creéis que no os puede sorprender nada en este mundo. Estáis muy, pero que muy equivocados. A mí personalmente no sólo puede embaucarme una artista por sus pintas, aspecto físico o su forma de ser. En este caso, ese ser que todos quisiéramos como artista perfecta, lo tenemos en una persona. Creo que me he enamorado de una manera de ser: Mina Agossi, una mujer, que al verla cantar la primera canción a capela, ante un público más que expectante, más bien espectador, ha aplaudido con esmero todo lo que esta belleza negra ha cantado.
Cuando digo belleza negra, desde luego no me refiero al hecho de su raza. Pero es que fundamental es la manera de ser de esta pedazo de mujer que rebosa sensualidad, sexualidad, y complicidad con el público y sus dos cómplices en este viaje jazzístico atípico, lleno de sorpresas en todos los sentidos. Lo sorprendente de este viaje dentro de un museo, es que el museo se convierte en cómplice del cantante, el cantante se convierte en cómplice de todos nosotros y el museo acoge a todo ser viviente que ame la música, las artes en general, y es el caldo de cultivo esencial para el buen amante de la música.
Su amor por la vida es evidente, su afán por agradar al respetable-patente. Y sus afanes psicodélico-jazzísticos hacen que mis maltrechas sienes sientan mi corazón latir, y mis brazos y sus vellos correspondientes hagan la ola al oírla. Creo que en algunos momentos de esta épica actuación he llorado por dentro. No es broma cuando digo que esta mujer es capaz de levantar a un muerto de su tumba, cuando escuché su dulce voz, y su forma de moverse, los músicos son encantadores de la serpiente de colores en ese país de las maravillas que no es otro que mi mente psicodélica.
Mina Agossi Trio. Como trío, es peculiar que hacen lo mismo que podrían hacer un sexteto, o un quinteto, o un cuarteto; es el médium entre el dúo y el cuarteto. Es decir, toda una delicia que por lo que veo va triunfando allá por donde va. Una mujer capaz de callar a un auditorio oír cómo susurra a sus dos fieles amigos, como insinúa exóticas frases sensuales capaces de hacer que me suba la tensión, su manera de moverse, su manera de mezclar el blues y el jazz, el jazz y psicodelia, de introducir disciplinas electrónicamente posibles con lo analógicamente posible, es una tarea que sólo he visto en esta chica llena de vitalidad.
Canta lo que quiera, canta a Hendrix, se inventa tonadas de bolero, recrea temas de tango en fraseados anglosajones, visita estancias desconocidas en el alma del escuchante; nos vuelve a sorprender con versiones de Nina Simone –Feeling Good-, es capaz de convertir cacofonías en sinfonías. Y sobre todo lo más gratificante de todo, es lo simpática que es… Hace que el escuchante, se sienta como en la mismísima cocina de su casa, comiendo unos huevos fritos con salchichas, una ensalada perfectamente aliñada, y siempre con esa inmensa sonrisa que funde al más templado de los hombres. Es un helado de chocolate que ha derretido mis sesos, y sólo pienso en comprarme su último disco. Y la verdad es que esta mierda de entrada unificada de la “Teleka” la guardaré como oro en paño, y lo introduciré en el libreto de su último disco “Simple Things”.
Y es precisamente el título del disco, que dice todo sobre lo que hacen este trío de magníficos, un contrabajista capaz de tocar las cuerdas gruesas y tiesas y hacerlas mantequilla, y ofrecernos el mejor de los desayunos con un bollo de música desde el tercer canto rodado desde el sol, ese baterista que supliendo al oficial, y con su amplia longitud y languidez típica de su juventud, sabe esconder sus juventudes con el mejor espectáculo sonoro-técnico que he visto en ningún concierto. Un tío capaz de tocar con manos, muñones, escobillas, baquetas y mazas… Todo un portento que se comunicaba con el bajista y a la vez con la cantante. Y por fin esa cantante que se merece todos mis piropos, por buena cantante, buena comunicadora, buena seductora, y buena hacedora de melaza sexual. La comunicación con sus compañeros, complicidad con el aire roto en esos cúmulos de blancas y negras, y ese estímulo visual rockero-psicodélico-bluesero-billie holliday revivida- y esos labios repitiéndonos lo importante que es la pasión en la vida y en el arte, hacen que la velada de este día, haya sido muy especial.
Y por último quisiera resaltar que esta bella mujer, ha tenido un pasado; siendo su París natal, un lugar de encuentro con su pasión, también tuvo sus andaduras en Durango como au-pair, donde cuidó a una niña, que en este concierto estaba presente ya como mujer; esa niña a la que cuidó tuvo que levantarse para recibir un emotivo homenaje, tan bonito como todo lo que hemos visto hoy. Os recomiendo este trío de neo-jazz: MINA AGOSSI TRIO.
Canela fina – Os lo aseguro. Y sólo por 6 €. Espero ver más conciertos como éste y acompañado por mis mejores amigos fotográficos; un beso para ellos también. Dan ganas de vivir eternamente por la buena gente.
Cuando digo belleza negra, desde luego no me refiero al hecho de su raza. Pero es que fundamental es la manera de ser de esta pedazo de mujer que rebosa sensualidad, sexualidad, y complicidad con el público y sus dos cómplices en este viaje jazzístico atípico, lleno de sorpresas en todos los sentidos. Lo sorprendente de este viaje dentro de un museo, es que el museo se convierte en cómplice del cantante, el cantante se convierte en cómplice de todos nosotros y el museo acoge a todo ser viviente que ame la música, las artes en general, y es el caldo de cultivo esencial para el buen amante de la música.
Su amor por la vida es evidente, su afán por agradar al respetable-patente. Y sus afanes psicodélico-jazzísticos hacen que mis maltrechas sienes sientan mi corazón latir, y mis brazos y sus vellos correspondientes hagan la ola al oírla. Creo que en algunos momentos de esta épica actuación he llorado por dentro. No es broma cuando digo que esta mujer es capaz de levantar a un muerto de su tumba, cuando escuché su dulce voz, y su forma de moverse, los músicos son encantadores de la serpiente de colores en ese país de las maravillas que no es otro que mi mente psicodélica.
Mina Agossi Trio. Como trío, es peculiar que hacen lo mismo que podrían hacer un sexteto, o un quinteto, o un cuarteto; es el médium entre el dúo y el cuarteto. Es decir, toda una delicia que por lo que veo va triunfando allá por donde va. Una mujer capaz de callar a un auditorio oír cómo susurra a sus dos fieles amigos, como insinúa exóticas frases sensuales capaces de hacer que me suba la tensión, su manera de moverse, su manera de mezclar el blues y el jazz, el jazz y psicodelia, de introducir disciplinas electrónicamente posibles con lo analógicamente posible, es una tarea que sólo he visto en esta chica llena de vitalidad.
Canta lo que quiera, canta a Hendrix, se inventa tonadas de bolero, recrea temas de tango en fraseados anglosajones, visita estancias desconocidas en el alma del escuchante; nos vuelve a sorprender con versiones de Nina Simone –Feeling Good-, es capaz de convertir cacofonías en sinfonías. Y sobre todo lo más gratificante de todo, es lo simpática que es… Hace que el escuchante, se sienta como en la mismísima cocina de su casa, comiendo unos huevos fritos con salchichas, una ensalada perfectamente aliñada, y siempre con esa inmensa sonrisa que funde al más templado de los hombres. Es un helado de chocolate que ha derretido mis sesos, y sólo pienso en comprarme su último disco. Y la verdad es que esta mierda de entrada unificada de la “Teleka” la guardaré como oro en paño, y lo introduciré en el libreto de su último disco “Simple Things”.
Y es precisamente el título del disco, que dice todo sobre lo que hacen este trío de magníficos, un contrabajista capaz de tocar las cuerdas gruesas y tiesas y hacerlas mantequilla, y ofrecernos el mejor de los desayunos con un bollo de música desde el tercer canto rodado desde el sol, ese baterista que supliendo al oficial, y con su amplia longitud y languidez típica de su juventud, sabe esconder sus juventudes con el mejor espectáculo sonoro-técnico que he visto en ningún concierto. Un tío capaz de tocar con manos, muñones, escobillas, baquetas y mazas… Todo un portento que se comunicaba con el bajista y a la vez con la cantante. Y por fin esa cantante que se merece todos mis piropos, por buena cantante, buena comunicadora, buena seductora, y buena hacedora de melaza sexual. La comunicación con sus compañeros, complicidad con el aire roto en esos cúmulos de blancas y negras, y ese estímulo visual rockero-psicodélico-bluesero-billie holliday revivida- y esos labios repitiéndonos lo importante que es la pasión en la vida y en el arte, hacen que la velada de este día, haya sido muy especial.
Y por último quisiera resaltar que esta bella mujer, ha tenido un pasado; siendo su París natal, un lugar de encuentro con su pasión, también tuvo sus andaduras en Durango como au-pair, donde cuidó a una niña, que en este concierto estaba presente ya como mujer; esa niña a la que cuidó tuvo que levantarse para recibir un emotivo homenaje, tan bonito como todo lo que hemos visto hoy. Os recomiendo este trío de neo-jazz: MINA AGOSSI TRIO.
Canela fina – Os lo aseguro. Y sólo por 6 €. Espero ver más conciertos como éste y acompañado por mis mejores amigos fotográficos; un beso para ellos también. Dan ganas de vivir eternamente por la buena gente.
FOTOS DE ONDACARACOLA