THE PIPER AT THE GATES OF DAWN – Edición especial de lujo
Aquí contengo en mis manos, una edición alucinante de el mejor disco de psicodelia, o si no lo es, por lo menos para mí sí. He conocido mucha gente que tiene este disco como referencia en su discografía, y creo que no me quedo corto en decir que es la música más genial y vibrante que han ocupado los surcos de un vinilo.
La edición especial se compone de 3 partes: el primer disco es la edición remasterizada en mono, el segundo disco es el original remasterizado en estéreo, y el tercer disco son los singles “Apples And Oranges”, “Candy And A Currant Bun”, “See Emily Play”, “Arnold Layne” y “Paintbox”. Hay otras versiones alternativas que son 4 canciones más, entre ellas una entretenida versión de “Matilda Mother”, que suena de maravilla y es una verdadera delicia para los oídos. Y se lo han currado muy bien, porque la apariencia de la edición llama mucho la atención, a modo de libro de pasta dura y con la famosa foto de los 4 Pink Floyd mezclados en un collage fotográfico con la ropa típica de la época, chaquetas, camisas de colores estampadas y chorreras; y para rematar todo esto, las letras del título doradas.
Además este precioso estuche en forma de libro y con unas fotos a color inéditas o que por lo menos no he visto nunca o no me suenan, adornan esta preciosa edición que rememora el álbum por su 40 aniversario. Además la edición contiene un fragmento de los dibujos que Barrett hacía antes de dedicarse a la música seriamente.
Voy a ponerme a repasar canción por canción todo el disco.
ASTRONOMY DOMINE
No hay mejor comienzo que este titulo, una dominación del espacio, del infinito, del cerebro, o lo que creemos que hay dentro, es una conexión de neuronas que forman una galaxia y cumplen su función: bucear por nuestro mundo real, imaginar, soñar, y lo mejor que se puede hacer en este caso: hacer música, de ahí ese afán de la psicodelia de buscar la música de las esferas, es la música que está ahí y hay que descubrirla y dejarse llevar, si cierras los ojos, la escucharás; sólo hay que saber atraparla e intentar domarla, pero a veces se torna peligrosa y el viaje puede acabar mal.
Esta canción habla de Júpiter y de Saturno, y de aguas subterráneas, y en fin, es como si atravesáramos la tierra de parte a parte por un agujero de tiempo, y sin darnos cuenta estar sentados en casa escuchándolo, o estar en el autobús, o en el trabajo escuchándolo con los cascos.
LUCIFER SAM
En la versión mono, la cosa cambia bastante, porque como ya sabemos los que conocemos el disco estéreo, hay un momento en que la música sólo se oye por un altavoz y de repente, precedido del órgano de mister Richard Wright empieza a cantar eso del gato siamés mister Syd Barrett. La canción explica lo que vemos cuando se nos cruza un gato, nosotros le podemos ver, pero sólo vemos al gato siamés, pero el gato ve más allá que nosotros y ve cosas que para nosotros son invisibles, de ahí, esa parte de la canción que dice “That cat’s something I can’t explain” –ese gato es algo que no puedo explicar-. ¿Quién será Jennifer Gentle? Sólo sabemos que es una bruja, y suponemos que va acompañada por el gato, y el gato son sus ojos.
MATILDA MOTHER
Es una de mis favoritas esta canción, por la manera de empezar con un bajo, o lo que creo que es un bajo, porque en este disco, a falta de medios se hicieron maravillas, y un bajo puede ser una guitarra, una guitarra un bajo, una batería una puerta, unas castañuelas un instrumento de psicodelia en vez de un instrumento de percusión español. La canción tiene ese toque infantil que sólo Syd Barrett sabe darle, es como si Barrett supiera expresar con ideas y música lo que siente un niño ante algo nuevo y desea plasmarlo y presentárnoslo de la mejor manera posible, contándonos un cuento. Y el cuento es éste: HABÍA UN REY QUE GOBERNABA LA TIERRA, SU MAJESTAD ESTABA AL MANDO, CON OJOS PLATEADOS Y UN ÁGUILA ESCARLATA, ARROJABA PLATA SOBRE LA GENTE. Lo mejor de todo, es que cuando llega esta parte, acaba la estrofa con “Oh mother, tell me more” – O MADRE, CUÉNTAME MÁS… La típica frase de un niño cuando le cuentan un cuento. La temática de la canción es de lo más colorista y psicodélico, habla de joyas, riquezas, reyes, países lejanos y fantásticos –los castillos en la mente-.
FLAMING
“Alone in the clouds all blue, lying on an eiderdown, yippie you can’t see me but I can you”. Seguimos con los juegos de niños y jugamos a escondernos detrás de la máscara más vanal, adornado con preciosas joyas sonoras, en este caso hay de todo, sonidos de órgano, electrónica, voces distorsionadas, y vete a saber qué más, todo ello con un gran eco. La canción empieza con esas estrofas del principio –Solo en la nubes azules, echado en un edredón, yippie tú no me puedes ver pero yo a ti sí- A Continuación habla de un rocío que desprende la niebla y que está sentado encima de un unicornio, señal sin duda, de que Syd ha estado con los gnomos hablando en el bosque…
POW R. TOC H.
O más conocida como Toi Toi!!!! Por las exclamaciones nerviosas de Roger Waters, Syd Barrett y Richard Wright. Es el primer tema instrumental del disco, luego vendrá Interstellar Overdrive –una sobredosis sonora-. En esta canción pasa lo mismo que con “Lucifer Sam”, en un momento de la canción, cuando se quedan haciendo un ritmo rudimentario con línea de bajo, batería y el piano excelentemente tocado por Richard Wright, sólo se oye por un altavoz, hasta que aparecen todos los animales del bosque a hacer sonidos extraños, ese pocccc pocccc, toiiiii toiiiii, cierra los ojos y verás… Verás a los gnomos del bosque, pero ten cuidado no pises a ninguno.
TAKE UP THY STETHOSCOPE AND WALK
Ésta es la típica canción que pondrías en una fiesta ye-yé sixtie, con tintes psicodélicos, tiene todo lo necesario para poder bailar en una pista de baile llena de luces de colores y de gente puesta hasta las cejas de todo tipo de estupefacientes y hierbas medicinales fumables… La traducción del título es así: COGE EL ESTETOSCOPIO Y VETE. La historia va del animal psicodélico que llevamos dentro y va a preguntar al doctor virtual qué nos pasa en la cabeza, estamos postrados, cuando se supone que estamos despiertos, y es cuando coges el estetoscopio y lo tiras de mala leche y buscas la curación en las ondas sonoras de Marconi, y si escuchas con atención calmarás tu dolor enseguida, moviendo el cuero cabelludo en la pista de baile y girando entre las luces de colores y el humo artificial. Lo más bonito en la versión estéreo es que el órgano se escucha por un altavoz y la guitarra por otro y llega un momento en el que se cambian de altavoz, y con cascos es una pasada, porque parece que te cruzan la cabeza, para luego ocupar el mismo lugar de antes, un interesante juego de estéreo.
INTERSTELLAR OVERDRIVE
Éste es el segundo instrumental y sin duda el más duro de oír, tiene un sonido muy garajero y muy bruto. En todas las versiones que he oído en estudio y en directo, nunca la han hecho igual. Es una canción que dura 10 minutos y hace falta estar muy zumbado para estarla escuchando todos los días. Os aseguro que si abusáis de Interstellar Overdrive, vais a conseguir que la supermarcha interestelar se haga realidad y podáis ver la verdadera razón de por qué escucháis música, sencillamente por la razón más básica: sentir cosas nuevas, que se erice el bello. El tema de esta canción es un mal viaje, sin duda. Hay otro juego de estéreo aquí al final cuando hace la melodía del principio, pero esta vez se pasan con el efecto estéreo y nos quieren volver locos con tanta psicodelia. Como dirían unos amigos psicodélicos míos: OS HABÉIS PASADO CON LA PSICODELIA CHICOS MALOS.
THE GNOME
Después de todo el ruidazo sin control y darnos un baño interestelar por toda clase de galaxias, iluminado musicalmente por Syd Barrett y sus compañeros, decidimos seguir viajando por nuestra mente y aterrizar en el bosque donde viven unos extraños seres pequeños que viven al margen de la sociedad de los hombres: LOS GNOMOS; que si miramos bien, los veremos corriendo por el bosque.
Esta canción trata sobre un gnomo que se llama “Grimble Gromble”, que dicho así, suena como una antigua canción que se pierde en la noche de los tiempos. Este gnomo en cuestión se pasa toda la vida, bebiendo vino y bailando; hasta que otros gnomos de su misma condición llegaron y le siguieron en el festejo y todos se lo pasaron divinamente. Pero sobre todo había una actividad que llenaba sus almas: mirar al cielo y mirar al río, donde veían cosas maravillosas… Cuidado con las setas, podría estar viviendo dentro un “Grimble Gromble”…
CHAPTER 24
Sin duda esta canción pertenece a alguna lectura de Barrett, y nos cuenta una teoría de varios planos de la realidad, que debemos ir escalando y descubriendo. Al principio suena un gong y comienza a cantar lo siguiente: “todo movimiento está compuesto por seis estadios, y el séptimo te trae de vuelta, el siete es el número de la luz joven, y se forma cuando la oscuridad se concentra…”
Lo interesante de esta canción son las notas largas de ese teclado con sonido rudimentario -¿podría ser un pt1 de primera generación?-, y esas voces cantando al unísono –Sunset, Sunrise-, hasta perderse en la inmensidad, y es entonces cuando nos quedamos mirando algo en la pared que parece una cara.
En otra estrofa habla sobre el cambio de las estaciones, el cielo, el trueno, los solsticios y equinoccios que forman un círculo todos, con todo el universo, todo ser vivo, y todo esto es impulsado por la energía invisible, pero que está ahí, y todo esto forma un círculo que se vuelve a repetir a través del tiempo.
THE SCARECROW
The Scarecrow para mí es una de las canciones más bonitas de Syd Barrett. Nos cuenta una historia de un espantapájaros que sigue impasible el viento que agita la cebada y no le queda otro remedio que estar parado mientras tiene un pájaro posado encima del sombrero.
La parte que más me gusta es cuando dice “He stood in a field where barley grows”, donde las voces hacen unos coros preciosos y Roger Waters toca un fragmento de bajo que es una pasada.
BIKE
Volvemos a las canciones infantiles con esta canción de la bicicleta que gentilmente Syd Barrett te ofrece entre otras cosas. Dice que tiene una bicicleta, que si tú quieres puedes montar, tiene una cesta, una campana, y todo tipo de cosas que te harán sentir bien, pero lamentablemente todas estas cosas las ha prestado y no puede dártelas, sólo puede contarte que las tiene.
Es una canción bastante simple, pero tiene su miga en cuanto a su estructura, porque es una estrofa y canta el estribillo que éste: “You’re the kind of girl that fits in with my World, I’ll give you anything, everything if you want things”. Dicho de otra manera: tú eres la clase de chica que encaja en mi mundo, te daré cualquier cosa, si tú lo quieres…”
Luego habla de un ratón que se llama Gerald, hombres de jengibre. La canción es muy infantil, dentro de su aparente psicodelia, todo puede ser posible, que salgan muñecos de la tele, que de un altavoz salga Syd Barrett a saludarte, o incluso que Juan de Pablos te venga a poner unos discos raros al tocadiscos de tu casa… Todo es posible.
Esta canción, es la última del disco, y como no podía ser menos que discos como “Sgt. Pepper Lonely Hearts Club Band” de The Beatles o “Their Satanic Majesties Request” de The Rolling Stones, tenía que acabar con algo digno de recordar y de mencionar, y es el que encontramos una habitación llena de relojes, donde hay un montón de ellos que tienen campana, y no se les ocurre otra a Pink Floyd que ponerlos a funcionar todos a la vez, y resuenan en nuestra mente de una forma muy especial, para poner fin a todo esto surgen de la nada unos gansos locos que al unísono de uno –ahhhh ahhhh- se unen todo los demás y te dejan pensando donde hemos acabado después de haber acabado el disco. Es una sensación extraña y te sientes confundido. El de The Beatles acababa con un silbato de perro y unos voces encadenadas y repetidas, y el de The Rolling Stones acaba con el griterío de una fiesta. ¿Se podría decir que es una gansada? Desde luego son gansos los que graznan.
DISCO 3 – LOS SINGLES
Aquí es cuando llega la parte especial del triple disco de esta edición especial. Canciones como Arnold Layne, Candy And A Currant Bun, See Emily Play, Apples And Oranges (2 versiones, una en mono y otra en estéreo), Paintbox, una versión de Matilda Mother –buenísima-, y dos versiones cortas de Interstellar Overdrive.
ARNOLD LAYNE
Como dice la canción, Arnold Layne era un tío muy raro que tenía una afición muy escatológica o muy excitante, según se vea, y es un caso real. Es un personaje que se dedicaba a robar ropa interior de los tendederos de Londres y cómo no, se merecía una canción. El ritmo de la canción me recuerda a cualquier marcha militar pero desde luego llevado al terreno. El tema fue censurado en la época, aunque no entiendo muy bien por qué. Además en el estribillo dice: Arnold Layne don’t do it again!!!! Que sirve como reprimenda para que nunca más sea un chico malo y deje de robar bragas.
La canción empieza con una línea de bajo muy interesante acompañado de la excelente vocalización de Syd Barrett, repitiendo Arnold Layne, una y otra vez, mientras Nick Mason hace todo lo posible para seguir con el movimiento de baquetas. Otra cosa notoria es el solo de órgano de Rick Wright, que es sublime. Llega a unas cotas allá donde la psicodelia se confunde con lo épico.
CANDY AND A CURRENT BUN
Hay algo muy peculiar en la letra de esta canción y que en la traducción de los libros de letras editados en España, se equivocan al traducir la parte: oooh, don’t talk to me, please just fuck with me, que la traducción al español dice: oooh, no hables conmigo, sólo acuéstate conmigo, cuando en realidad dice: sólo folla conmigo. Pero bueno, la palabra “fuck” es de las primeras que se aprenden en inglés. Aquí hay una palabra mágica que si la repites con intensidad funciona, y suena como un blob blob en tu cerebro y es ésta: ICE CREAMMMMMM!!!!! EL HELADO SABE BIEN SI TE LO COMES RÁPIDO. Sólo faltaba que el helado sería de fresa y entonces ya tenemos todas las condiciones para decir que tenemos un tema psicodélico en toda regla.
Es otra canción psicodélica, que habla de una chica que está sentada en el Sol, que me supongo que en realidad estará sentada en algún cometa del que seguramente Syd Barrett provenía. Es una chica muy traviesa que lo único que hace es comer caramelos y pan de pasas, todo un bomboncito vestida de colores.
SEE EMILY PLAY
Mira cómo juega Emily es la traducción del tema más bailongo del repertorio psicodélico de la primera época de Pink Floyd, una maravilla sonora con una línea rítmica digna de mención, unas guitarras con la reverberación puesta al límite, y un solo de piano no menos increíble. Es lo que más gusta de esta canción, ese puente en medio de la canción que une una estrofa con otra con unos coros que se alargan hasta niveles sobrehumanos y donde aparece ese piano que parece salido de una feria de artículos freakys, donde está la mujer barbuda, el hombre con 3 piernas y el tío que se tira pedos inflamables.
Emily es una chica que no puede evitar jugar con todo lo que tenga a mano, y estate seguro de que no te defraudará, porque perderá la cabeza y volverá a jugar, es una niña mala y quiere que juegues con ella… Los pájaros que vuelan sobre su cabeza entienden lo que dice Emily, y los pocos rayos de sol que entran entre las hojas de los árboles del bosque atraen la atención de Emily, y al moverse las hojas con la poca brisa que corre dibujan unos efectos lumínicos muy vistosos sobre la piel de la cara de Emily, para adentrarnos en sus ojos donde está el universo de Syd Barrett. Y estate seguro que si entras allí, jugarás con ella y te perderás…
APPLES AND ORANGES
Esta canción es una cosa extraña. En el disco, como he dicho antes, existe una versión en mono y otra versión en estéreo. Desde luego, para mi gusto, la versión en estéreo tiene más riqueza sonora, todos los detalles de esas guitarras chirriantes se hacen más patentes. Es de las canciones más psicóticas y pasotes del repertorio de Syd Barrett, junto con el “Vegetable Man”, que todavía es más pasote.
PAINT BOX
Cuando Richard Wright hace algo, lo hace muy bien, más tarde haría canciones como “Summer ’68” o “The Great Gig In The Sky”, que son verdaderas obras maestras en el desarrollo musical. Son unas canciones muy cuidadas, y ésta de “Paint Box” no lo es menos. No hacen falta guitarras eléctricas para darle fuerza a la canción. Creo reconocer dos guitarras acústicas que dan comienzo a la parte inicial y un piano natural que hace las delicias de mis oídos al final cuando ese piano sigue tocando y se pierde y con un ligero eco la canción acaba con ese toque de misticismo que desprende todo el conjunto sonoro.
Y bueno, no olvidéis compraros la versión triple de este discazo; si sois unos freakies musicales, no podéis dejar pasar la oportunidad de tener esta maravilla en original. Merece la pena, hacedme caso.