La energía fluía, fluyó, y sigue
fluyendo. Como los buenos ríos fluyen siempre con aguas renovadas. Las aguas no
son nuevas, ni están mezcladas con contaminantes externos. La esencia sigue
intacta en todos sus átomos.
Me habían hablado de ellos hace
poco y cuando probé a escuchar extractos en internet, quedé enamorado al
instante de este grupazo. Conocía a grupos de sonidos post-punk de la época
ochentera, pero a Dream Syndicate no.
Después de unos teloneros, poco
brillantes, llegaron los Dream Sindicate con sus más de 50 años en sus carnes,
alguno recién llegado, pero empapado del buen hacer de sus ruidosos compañeros.
El ruido en Dream Syndicate no es ningún problema, es una necesidad vital, una
manera de encauzar la electricidad con una mística especial, unas melodías
entre este mundo y el mundo de esos 30 años perdidos desde “Medicine Show”.
Vinieron a Bilbao a ver a amigos de sonidos familiares, Cancer Moon, Los
Clavos, El Inquilino Comunista. Dream Syndicate demuestran que siguen siendo
los pioneros.
He de decir que no los conocía,
pero su sonido me era muy familiar. Había oído esa voz alguna vez, y esa manera
de romper el silencio con una guitarra. A Steve Wynn ya le conocía, pero no
tenía ni idea de que había estado en Dream Syndicate. Conocía a Tom Verlaine y sus Television, y
por eso me era muy familiar el sonido.
Nunca he visto en una sala, una
media de edad tan uniforme, casi todas las personas tenían medio siglo o más, y
eso quiere decir que el fenómeno fan ha trascendido en este caso a la edad. La
gente disfrutaba, amaba la música, movía la cabeza, los pies, los cerebros se
interconectaban con las cuerdas y compartían ese modo de entender la música. Todo
esto no sería posible si esos adolescentes en la cincuentena no amaran a la
gente que tocaba esa música, y se nota que lo llevan muy dentro.
Apollado en las escaleras del
Antzoki en primera línea viendo toda la acción, vi cómo los fotógrafos de
prensa, disfrutaban con lo que veían y oían. En este rock hay algo místico, que
trasciende a través de las vivencias, y si se consigue eso, ya tenemos la
ecuación con el público. Dream Syndicate tienen un fan más. Quedé enamorado de
su entrega y su sonido. Los días de vino y rosas han vuelto.