Iba dando un paseo por Bilbao y
me dije, voy a tomar un refresco, que hace mucho que no tomo un refrigerio como
dios manda un jueves a la noche, que aunque no cene allí no pasa nada, siempre
puedo tener alguna sorpresa, bien porque me encuentro con alguien al que hace
mucho no veía, o bien porque el grupo que toca esa noche, es de lo mejor que he
visto en este lugar en un año y un tercio que lleva abierto.
Pues bien, me di un garbeo cerca
de la barra y vi que habían probado todos los instrumentos y lo único que
quedaba allí es empezar, los dos chicos estaban tranquilamente, uno mirando el
escenario y el otro mirando su teléfono con las últimas noticias de sus
allegados, redes sociales etc.
En el escenario había de todo,
unas cucharas en una caja, un zapato encintado con una pandereta en la suela,
una batería que constaba de bombo y chaxton, micrófono a su lado, una guitarra
acústica, un banjo con 5 cuerdas (una más pequeñita), una guitarra eléctrica
gretsch con su correspondiente amplificador, una acordeón encintada con un
micrófono, y creo que no me quedo nada por nombrar; ah sí, me quedan esos dos
chicos con ganas de abordar un concierto de una sentada, al más puro estilo del
oeste, salvaje, difícil de seguir con la piernas (si no quieres que se te suban
los gemelos).
Sólo quedaban esos dos chicos…
Con pinta de yanquis, pero que curiosamente son de Polonia. Creía que eran
trío, pero al final eran un dúo; la chica que les acompañaba , si no recuerdo
mal, tocaba anteriormente con ellos en su anterior grupo –Jet Sons-.
Es inevitable hacer
comparaciones, porque se nota que tienen un montón de influencias, desde Johnny
Cash, Nick Cave, Frank Zappa, Robert Johnson, Muddy Waters, The Doors… Y un
montón de grupos que se me venían a la cabeza. Su espectáculo es fácil de
seguir; son una hora y media de alaridos, acompañados con endemoniados
deslizamientos táctiles sobre unas
cuerdas maltratadas, pero que sin embargo superan cada noche con nota muy alta.
Oh sí, se me olvidaba una tabla de lavar metálica desgastada de tantas hostias.
Estoy escuchando su último disco;
suenan mejor, más limpios, más puros. En directo, son más salvajes, gotas de
sudor flotan en el ambiente, la diversión es siempre la protagonista, el blues,
esta vez vestido de chicos polacos, me han dado una alegría que recordaré en mi
memorándum de directos inolvidables.
Los chicos son Matt y Niko. Dos
tíos capaces de meterse en el bolsillo a todo el mundo con su actitud. Y
también son capaces de hacer que una multitud compre sus discos,
repitiendo en un bis: Buy cd!!!! Buy cd!!!!
Buy cd!!!! And the T-Shirts!!!!