DAVID BOWIE –LOW- TEMAZO: BE MY WIFE
Puede ser que el disco “Low” sea uno de los discos más duros de escuchar de David Bowie, aunque algunos opinan que toda la discografía, incluida la más comercial, es imposible de soportar por su densidad y aspereza. Bowie ha tenido varias etapas musicales, cada cual más dispar, cambiante, chocante y sorprendente. Cualquier adjetivo se queda corto para describir a este mago del pentagrama; viajando entre el clasicismo, el modernismo, los excesos, las colaboraciones musicales con otros músicos, la participación en producciones de discos como el caso de Iggy Pop, al que robó una canción –China Girl-, esto es discutible… Creo que Bowie la mejoró, son los arreglos los que cambian la canción… Todo tipo de apariciones en películas, la más conocida sin duda es “Dentro del Laberinto” con una jovencísima Jennifer Connely, un yogurcito para comérselo con azúcar, con sacarina, o con dulce de membrillo. Participación también reseñable en una película de Tony Scott, llamada “El Ansia”, una película insana con música de Bauhaus al principio, con un reparto de lujo: David Bowie, Catherine Deneuve y Susan Sarandon, que mantienen en la película una intensa relación lésbica, de las mejores que he visto en la historia del cine, donde se unen sexo y vampirismo.
LA CANCIÓN: BE MY WIFE
He hecho este inciso para adentrarnos en los más ocultos deseos cinematográficos y musicales de Bowie, y sus preferencias bastante raras, que a mi entender muy acertadas; siempre disfruto escuchando un disco de Bowie, sea de 1969, sea de 1973, sea de 1977, sea de 1980, o sea de la década de los 90. Siempre tiene ese sonido elegante, irreverente, y ese talante entre perdedor y ganador; precisamente la canción de la que voy a hablar es de una persona que se siente muy segura de sí misma, pero sin embargo no para de ir de un lado a otro, probando cosas en un país, cogiendo un vuelo, tomando un preparado y volviendo a coger un tren de ida pero no de vuelta, y nunca adaptarse al jet-lag, pero sin embargo es un hombre con valor que se hace apreciar ante otra persona como él, que le está esperando, a él, un apuesto caballero, vestido como un dandy, bebiendo en vaso fino, y fumando el mejor tabaco del mundo.
En cuanto al tema musical, es excesivo también; donde anda metiendo las falanges Brian Eno, es sinónimo de exclusividad y novedad. Aunque esté producido por Tony Visconti y David Bowie, la mano de Brian Eno, se nota en cualquier disco en el que interviene, lo produzca o no, su manera de tratar los sintetizadores, esa sensación de envolver toda la música con esa delicadeza bruta.
La canción “Be My Wife”, empieza con un piano de bar barato tocado con mucho ímpetu, y comienza a cantar estas estrofas llenas de significación poética a martillazos: Sometimes you get so lonely, sometimes you get nowhere, I’ve lived all over the World, I’ve left every place… Please be mine, share my life, stay with me, be my wife. Es toda una forma directa de pedir matrimonio, en el sentido más sarcástico, el sentido que le quiere dar, no es con la propia frase, es la entonación la que le da una connotación irreal y fría. El hombre de hoy día se parece a este ser que plantea en la canción Bowie. Toda esta breve parrafada, repetida dos veces está acompañada por una manta de guitarras, que unidas por una cuerda gorda, fabrican un túnel de sonido eléctrico muy divertido para el que esté acostumbrado al sonido denso y electrónico –no sólo es el amigo Bowie el que nos tortura de pensar qué nos está metiendo por los sesos, sino que tenemos otros dos guitarristas que son maestros de este nuevo sonido, saliendo del rock sinfónico o dinosáurico, nos encontramos en un cruce de caminos en el tiempo, es 1977, plena explosión punk, y músicos como éstos, con el propio Bowie al frente cambian la forma de ver la música electrónica aplicada al rock, la música punk aplicada a la música electrónica, o el rock sinfónico aplicado al rock y al punk. Carlos Alomar, Ricky Gardener a las guitarras, George Murray al bajo y Roy Young en el piano y farfisa, incluso está por ahí Iggy Pop haciendo coros, de ahí esa prestación de servicios mutua que comentaba al principio, es una simbiosis musical y David Bowie sabe aprovechar las virtudes de todo el que colabore con él-.
De todo esto, extraemos un análisis selecto del disco; tiene una parte más o menos comercial, y otra parte que no la puede aguantar el fan reciente de David Bowie, y si no es así, va a ser el típico megalómano musical que le encanta torturarse con sonidos asesinos.
Mis canciones favoritas en este disco, además de la citada, son “Speed Of Life”, un instrumental que da entrada al elepé, “Sound and Vision”, uno de los singles, la pesadilla sonora encarnada en “Always Crashing in the Same Car”, y el tema número 7 “A New Career In New Town”, que es una delicatessen. En fin, un disco accidentado y clásico, es odiado y querido a la vez por su choque de conceptos. Iniciando su andadura cambiante en estos convulsos años, relanzó su sonido a un aspecto más futurista, incluyendo su aspecto físico y forma de vestir con el larga duración “Station To Station”. Perfeccionando su visión futurista de la música, abriendo puertas de sonido, está el gran disco “Heroes”, que difícil también de oír, contiene una gran joya heroica que muchos conocen, incluidos desgraciadamente los fans de algún cantante de música para jovencitas actual, que dudo mucho sepan la verdadera connotación del tema. Culminando la aventura experimentadora, llegamos al disco “Lodger”, una joya de principio a fin, muy recomendable para descubridores de irrealidades y sonidos espaciosos. La carátula del disco puede ser premonitoria, porque sale Bowie estampado en una superficie transparente tras haber caído a plomo y caer en el más profundo foso en su vida y en su carrera musical.
David Bowie: cantante, músico y compositor, personaje de moda e innovación, descubridor y explotador de talentos y visionario como pocos.
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