La bestialidad o el bestialismo se han apoderado durante 3 jugosas horas de
Parecía que no iba a entrar nadie, pero según se iba acercando el momento en que ese gran clásico de Jon Spencer, encarnado esta vez en Heavy Trash, un grupazo capaz de mantener un ritmo frenético durante mucho tiempo. La propuesta no es muy diferente de
Un día no sabes muy bien cómo, ni dónde ni porqué, pero descubres a un tío bastante repelente a primera vista, que masca tabaco, bebe como un poseso una cerveza, da unas caladas largas a un cigarrillo y sobre una moqueta vieja pone el cigarro a medio apagar a que consuma un centímetro cuadrado de tela. Parece salido directamente de los 50’s; un tío sudado ya desde el principio y haciendo gala del más atroz de los rockandrolles. No deja ninguna opción al romanticismo. Canciones llenas de dobles sentidos, de sexo, y de locura sin fin. Tiene una forma de vocalizar como si viniera de las montañas del centro de Suiza, cantando una rola pueblerina. Y lo de la facilidad con que hace un ritmo rockabilly, ya es arena de otro costal…
Vamos a hablar de otros zumbados de la vida; vamos a hablar de Heavy Trash y su público, al que meto en el mismo saco. Los conciertos de Jon Spencer siempre son participativos y le gusta provocar al público con sus “yeahs”, sus “babys”, sus “c’mon”, y sus “crazy things”.
Me habían comentado de todo respecto a Heavy Trash. Un rockabilly con una gretch que sonaba a gloria bendita, llamado Matt Verta-Ray, que más bien parece el nombre de un superhéroe. Y el incombustible Jon Spencer, más conocido por sus paranoias sonoras de todo estilo. Mezclan de forma casi magistral dos músicas hermanas; se puede decir que hacen punky con rockabilly; se acompañan de un contrabajista de los buenos y un baterista que tiene un sentido del ritmo envidiable.
El concierto en principio empezó muy directo y potente, con canciones superaceleradas al principio y canciones de medio tiempo para descansar de tanto empujón y calor humano; entre achuchón y achuchón me hacía una foto y la verdad que he sacado más partido al amigo canadiense, que ya pondré mis fotos en mi portal de fotos, www.flickr.com/photos/eldoctorrober. En ciertos momentos se hizo bastante insoportable por el calor y el cansancio lógico de estar en una posición incómoda y con un montón de pesados de corta edad y otros no tanto que querían a toda costa estar al lado del gran héroe Jon Spencer para que les sacudieran una rociada de sudor procedente de su tupé.
La verdad que hay gente para todo, y un tío sacó una petaca de ¿whisky? ¿ron? ¿vodka? ¿babas?, y se lo ofreció a todo el grupo, que por supuesto no aceptaron, si hubiera sido Iggy Pop, por supuesto que sí acepta un poquito más de veneno. Es un misterio sin resolver que dejo para otros investigadores que estuvieron en el evento, como puede ser el incombustible Álvaro Brutus.
Es uno de esos conciertos que luego te repites a ti mismo: pues lo he pasado muy bien y me he cargado de energía, y eso ya es muy bueno.
Saludos, salud y mucho rockandroll.
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