Estos son algunos de los testimonios que me predispusieron para ir al concierto… “Va a ser un concierto tranquilo pero guapo”; “Siempre me han gustado Dire Straits y Mark Knopfler es uno de mis referentes de juventud y le iré a ver”; “A mí Mark Knopfler como guitarrista me parece un tío muy elegante”; “Yo te seré sincero tío… Pero a mí lo que me apetece es escuchar los clasicazos de siempre”; “A mí me han dado unas invitaciones porque conozco al violinista del grupo”; pero yo tenía mi idea al respecto de este concierto y hacía tiempo que sabía que iba a volver a tocar en su feudo favorito: que es la plaza de toros de Bilbao, y yo personalmente adoro a Mark Knopfler, es el que me permitió descubrir la buena música, escuchar punteos con gusto, emocionarme con la música, y saber que Mark Knopfler siempre se ha rodeado de los mejores músicos. Todo esto me ha llevado a la conclusión de que no me podía perder el evento.
Hace ya mucho estuve viendo un concierto de su última gira multitudinaria con Dire Straits en la que recaló en este mismo escenario en el año 1992. Cuando aquello, yo tenía una larga melena rubia, que me gustaba lucir y menear, llevaba pantalones elásticos rojos porque era la moda heavy, una camisa de cuadros de leñador, y como todavía ni trabajaba, mi querido hermano me regaló una entrada que costó 3.500 pesetas de la época, fue un concierto casi perfecto, no en cuanto a sonido, sino en cuanto a repertorio, es cuando salió a la venta el peor disco de Dire Straits – On Every Street - de 1991, una espera de 6 años para nuevo material desde el cojonudísimo disco – Brothers In Arms -. El concierto duró mas de dos horas y acabó con Money For Nothing y el obligado Local Hero, pero no tocaron mi canción favorita: “Telegraph Road”.
Cuando ayer entré a la plaza de toros de Vista Alegre me vinieron un montón de imágenes de mi adolescencia, cuando disfrutaba de cada solo de guitarra del abuelo. Gente de toda clase social se reunió allí para ver al maestro, y poco a poco fueron entrando hasta llenar casi por completo el semicírculo de plaza habilitado para ver el concierto, todas las entradas eran de sentado; duró dos horas esta vez, con Mark Knopfler sentado todo el rato, con un buen aspecto y con toda su colección de guitarras, entre las que destaco cuatro: la Telecaster roja y blanca con la que toca los clásicos del inicio, una Gibson muy elegante con un sonido más rotundo que la anterior, una Stratocaster naranja, que también suena potente, pero a mí siempre me ha tirado para atrás ese color, y la mítica guitarra metálica que aparecía en la portada del disco de 1985 – Brothers In Arms, que se podría decir más bien que es un dobro, o al menos tiene sonido de dobro; si hay alguien que lo sepa de verdad que me corrija.
A Mark Knopfler le gusta España, adora España, por eso en algunas de sus letras hay alusiones a España y frases españolas, por ejemplo en Expresso Love está el estribillo final que repiten: “Hey maestro – Espresso Love”, o en “Skateaway” que dice: “Toro Toro Taxi” o la ciudad española imaginaria en el “Tunnel Of Love”. A Mark Knopfler también le gusta visitar museos cuando viene a España, empaparse de cultura, no en vano fue profesor, pero dejó la profesión por motivos evidentes. Últimamente le ha dado por el folk irlandés y se rodea con músicos más que buenos. Con bandas sonoras como “Local Hero” y “Cal” llevó a otro tipo de públicos la música folk de las Islas Británicas. Para mí esas bandas sonoras fueron una puerta a otros estilos musicales.
En cuanto al repertorio fue bastante variado, tocó temas del “Golden Heart”, “The Ragpieker’s Dream”, “Sailing To Philadelphia”, abordando temas conocidos como “Sailing To Philadelphia” y otros no muy conocidos como “Coyote”. En general esta parte de Mark Knopfler es para escuchar y no para aplaudir mientras está tocando, hay que mascar la música y hay que disfrutarla. El disco “Alchemy” hizo mucho daño en esto de hacer ruido a base silbidos y palmadas aleatorias, pero el público de Dire Straits sigue siendo ese público adolescente aunque algunos ya tengamos más de 30, y otros que sean adolescentes empiecen a descubrirlos, y quizá tengan suerte y no caigan en las redes del reggaetón, el rap o las bisbaladas.
No podían faltar clásicos de Dire Straits. El primero fue “Romeo and Juliet” con la típica introducción atmosférica y el final de infinito. El siguiente clásico fue “Sultans of Swing” con los habituales solos y repiqueteos de guitarra que le han hecho tan famoso. Cuando me puse a sus pies es cuando tocó “Telegraph Road”, ese temazo intenso y emotivo con un montón de partes y poderoso al final, una gozada. Lo siguiente fue “Brothers In Arms”, muy en la línea ambiental para continuar el concierto, y luego una brisa de aire fresco que fue “So Far Away”. Faltaron bises como “Money For Nothing” y “Local Hero”, pero no se le puede pedir mucho más al abuelo. Recibió mucho cariño y él también lo dio. Gracias Mark.
1 comentario:
Efectivamente es un dobro.
También está aquello de "in the gallery-ah" (in de galeria)
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